El aguacero
Traducción de Silvia Oviedo, Pablo Medel y Daniel Herrera
Quién es el hombre, pregunta.
De quién el país, pregunta.
Pétalos rabiosos desflorando la inocencia
que nuestros hijos estaban destinados a conocer;
el aguacero de plomo arrecia las letras-bala.
Queríamos convertirnos aquí.
Planeábamos prosperar aquí.
Los fonemas foráneos trabándonos la lengua
siempre ahora más como necesidad que como objeto de deseo
la pregunta siempre presente
en qué nos hemos convertido
en qué
nos hemos
convertido
hemos
agarrado paisajes arduos
resonado con el estampido de episodios anteriores impresos en los maletines de estudiantes vírgenes de Europa
en qué nos
hemos convertido
pregunta
la pregunta
qué quieres decir
ese rojo que no conocemos ese color
barriendo la nación del centro al interior a la palma de la mano
de aquellos que se aferran al poder
—Nosotros no, querido. Sí. Te acabo de llamar a capítulo—
de aquellos que se aferran al poder
qué darías a quién a qué por qué para quién
para dominar la lengua que diga sí, fui yo quien exploró el océano.
Tus ojos parecen más antiguos que la tierra al mirar de cerca, durante un periodo prolongado, a un objeto enfrente de ti
o en la lejanía
el ansia de perseverancia y control
subyugando la capacidad
de los nervios oculares
—la propia esencia de tu ser humano—
como si toda la sal del océano
estuviera incrustada en esta mirada tuya
en este preciso instante piensa
con qué poder te deja saber
que ni siquiera puedes confiar en tus ojos
en
qué
se han
convertido
tus ojos piensa
se pregunta
pregunta
dónde están tus ojos.
Los caballos continúan su marcha del este al oeste
siempre
del este al oeste
observa
contra-el-reloj
mientras tus ojos
luchan por la supervivencia
admira
un obvio filamento de resistencia
en los nervios oculares
del que observa.
Las vías colocadas listas para que los poderes locomotores
puedan arrasar, magistralmente arruinar la pacífica tierra a los pies
quién lo hubiera pensado, quién lo hubiera pensado
se preguntan
en qué
se han convertido
ellos, que hacen y deshacen que agarran la mano del poder o el poder con la mano
o dan su tierra al poder a la mano
de quien pone la vía
o de quien acosa la tierra
o de quien bendice la tierra
o de quien bendice la vía
o de quien pone la tierra y las manos
o duerme en las vías
o en quiénes
se han
convertido.
Son los medios. declara.
Es la mano de aquellos a quien los medios tienen en la mano. declara.
La mayoría; nosotros no. declara.
The Downpour
by Silvia Oviedo
Who’s the man, asks.
Whose the country, asks.
Rabid petals deflowering the innocence our children were supposed to know;
the downpour of lead raining in letter shaped gunshots.
We wanted to become here.
We planned to thrive here.
The tongue twisting foreign phonemes as always now a need more than a desire
the question always present
what have we become
what
have we
become
have we
hand holding strenuous landscapes resonating with the bangs of previous episodes printed in the bags of virgin students in europe
what have
we become
asks
the question
what did you mean
the red we don’t know the color sweeping the nation from the midland to the inland to the palm of the hand of those who hold power
—not us, dear. yes. called you out—
of those who hold power
what would you give to whom to what for what for whom
to have the tongue to say yes it was me the one who explored the ocean.
Feels like your eyes are older than earth when looking closely, for a long time,
at a specific object in front of you
or afar
the itch of perseverance and control
overpowering the capacity of your ocular nerves
—the very essence of your human being—
as if all the salt in the ocean
was ingrained in your very stare
at this very second thinks
what power does that leave you with
not even your eyes are to trust
what
have your
eyes
become thinks
wonders
asks
where are your eyes
The horses continue their march east to west
always
east to west
realizes
against the clock
as your eyes
fight for their life
beholds
a clear strand of resistance
in the ocular nerves
of the observant
The tracks laid for the locomotive powers to harass to masterfully blast the pacific earth beneath
who thought, who thought
one wonders
who
have they
become
they who do and undo they who hold the hand to power or
the power in the hand
or give their land to the power to the hand
of those who lay the tracks
or harass the earth
or bless the earth
or bless the track
or lay the earth and hands
or sleep in the tracks
or who have
they
become
It’s the media. states
It’s the hand of those the media holds in the hand. states
Most of them; not us. states
Silvia Oviedo-López is a Spanish poet and translator based in San Francisco. Her work has appeared in different anthologies and journals on both sides of the Atlantic.
Silvia Oviedo-López es una poeta y traductora española que vive en San Francisco. Su poesía ha aparecido en diferentes antologías y revistas a ambos lados del Atlántico.