Cántico
Pablo Medel
ya están aquí
los fantasmas borrachos nos toman el pulso con ojos de vencido
se detienen los relojes frente al baile de peces
y el viento de luz nos salpica donde hace más daño
y nos pone de rodillas
habrá que pisar de nuevo con la fuerza precisa
y dejar crecer la sombra antigua de la cuna;
el pasado es una silueta negra y caprichosa
por eso pisamos inquietos esta tierra de lápidas
no te extrañe que el ciprés húmedo se doble como un junco;
la espera se detiene siempre en la palma de las manos
y el frío nos retuerce el ejército de esqueletos
la lluvia eléctrica zarandea a los muertos
saben más que tú de la vida
ellos hablan el lenguaje de las piedras
entre líquenes y musgos
y qué necesidad hay de vendarme los ojos
si donde tú ves dragones y ratas
yo huelo cempasúchil
la tormenta avanza con su ritmo marcial
las banderas rotas vuelan como serpientes
y nos dejan sedientos y con hambre nueva
que arda la hecatombe de espejos;
la noche es una niña que nos pide agua limpia
los gigantes de acero se sostienen en raíces de barro
y nos vuelan aviones sobre azoteas de parábolas
bajo el soplo violento del viento alcalino;
el atardecer es un desfile de langostas
que nos parta la cara el vómito infinito de cristales de fuego
que suenen las trompetas y se quemen todos los montes
ya caerá la vieja estrella sobre las aguas amargas
así los fieles acuáticos se ahogan en el pozo
y otra vez se nos mezclan los símbolos de antes
el baile no termina, no termina nunca;
la moneda sigue girando de canto hasta el infinito
habrá que abrir los ojos de otra forma y llorar cada trueno
alguien tendrá que subir a la cima y robarle la noche al tecolote
aquí la materia nunca recibió la forma
y la razón perdió el hilo y ahora vuela loca sin madeja;
el huracán vertido es ahora un vórtice imparable
que rota a la deriva con la fuerza del rayo
nos amanece con dolor de huesos
y amibas y lombrices se retuercen en el nuevo estómago
entra
alguien ha dejado abierta la puerta
chin!
los cerdos de la baba piden su bebida
hay que empujar a los románticos de sus precipicios
y que vuelen zopilotes cuando suene el nocturno
dicen
y empieza otra vez el siglo que ya habíamos terminado
dices
son los mismos carros de combate los que ponen la música
digo
que disparen los misiles de las guerras antiguas
sobre la infinita nube de olivares perdidos
crac
la madera de la mesa tampoco aguanta
y a ti tampoco te representa
nadie
nunca
por mucho que el venado dé los berridos fatales
sal
la puerta sigue abierta
acaso no escuchas el barrito del elefante divino?
alza bien la vista y lo verás en la cúpula sacudiendo la trompa
a todos y cada uno de los que construyeron edificios sin salida
les ha llegado la maldición de no sernos conocidos
a nadie interesan ya sus nombres, sus cuentas o sus vicios
no son más que muertos de hambre
como tú
y como yo
y como todo ser vivo que está vivo tras la tormenta
y nos oleremos la piel nueva mientras nos acribilla las cabezas
el festín de manzanas podridas
y triaremos como zánganos que zumban de panal en flor
sigues sin escuchar el zumbido?
pisa la tierra con todas tus fuerzas y encuentra el espacio pedido
transfórmate en la planta que recuerdes
(la primera que aflore a tu memoria)
brotarán de tus manos colores distintos;
la tierra nueva necesita de tus plantas
mira bien estas huellas y dime qué animal esconden
distingues la marca del lobo de la del xoloitzcuintle?
y el mapache del cacomiztle? y el tigre del ocelote?
y los sellos tridentes de gorriones y palomas?
ves?
por aquí pasó un jabalí salvaje
y tus manos son ya dos pezuñas
que se amoldan
al hueco
plaf
plaf
Song
by Pablo Medel
translated by Silvia Oviedo, with the invaluable assistance of Natalie Enright and Pablo Medel
they are already here
drunken phantoms that take our pulse with the eyes of the defeated
the clocks stop before the grand ball of the fish
and the wind of light spatters where it hurts us most
and makes us kneel
we will have to trample again with the precise amount of might
and let the ancient shadow of the crib grow;
the past is a black and whimsical silhouette
that is why we are restless when we tread this land of headstones
do not be surprised if the wet cypress bends like a rush;
the wait always pauses on the palm of the hands
and the cold tangles the army of skeletons inside us
the electric rain makes the dead jostle
and they know more than you about life
they speak the language of stones
between lichens and moss
and what is the need to blindfold me
where you see dragons and rats
i smell Aztec marigold
the storm pushes forth with his martial rhythm
the broken flags wave like snakes
and leave us thirsty and possessed by a new hunger
let the hecatomb of mirrors burn;
the night is a young girl asking us for a glass of clean water
the steel giants are held by mud roots
and planes fly us above parabolic rooftops
under the violent blast of an alkaline blow;
the afternoon is a locust parade
let the infinite fire crystal vomit split our faces in half
let the trumpets blow and let the hills burn
eventually the ancient star will fall on the bitter waters
and the aquatic faithful will drown in the wells
and again we mix the previous symbols
the dance doesn’t end, it never ends;
the coin keeps on spinning indefinitely
we will need to open our eyes in a different way and cry out each clap of thunder
someone will need to climb to the top and steal from the night that long limbed owl
matter never gained shape here
and the reason lost its thread and now skims demented skeinless;
the hurricane spilling now an unstoppable vortex
that rotates adrift with the strength of the lightning
it dawns on us and our bones are hurting
and amoebas and worms wriggle inside our new stomach
come inside
someone left the door open
tchin!
the drooling pigs demand their drink
the romantics must be pushed from their cliffs
and let the black vultures fly when the nocturne starts playing
they say
and start again the century we were already done with
you say
the music is coming directly from the battle tanks
i say
let the missiles from ancient wars blast
above the infinite cloud of lost olive groves
crack
the table’s wood can’t hold it any longer
and you are not represented any longer
by anyone
ever
no matter for how long the venison is howling his last howl
leave
the door is still open
perhaps you can’t hear the trumpeting of the divine elephant?
lift up your gaze and you’ll see it in the dome shaking his trunk
each and everyone of those who built exitless buildings
has received the curse of being unknown to us
no one cares any longer about their names, their accounts or their vices
they’re no more than beggars
just like you
and like me
and like each and every single creature that survived the storm
and we will smell the new skin on each other
while the feast of rotten apples pelts our heads
and we will swarm just like drones buzzing from the beehive to the flower
are you still unable to hear the buzz?
tread this land with all thy might and find the lost space
turn into the plant you remember
(the first blooming from your memory)
from your hands different colors will sprout;
the new soil needs your plants
look closely at these paw prints and tell me what animal they hide
can you tell the mark of the wolf from the xoloitzcuintli?
and the racoon from the cacomistle? and the tiger from the ozelot?
and the trident seals from sparrows and doves?
see?
a wild boar was here
and your hands are now two hooves
that fit
in the hollow
clop
clop
Pablo Medel es escritor, músico, crítico y profesor de literatura. Ha publicado un poemario, una novela, dos discos y unos cuantos relatos. Colabora en diversos medios a ambos lados del Atlántico. En 2015, finalizada su maestría en Estudios Literarios (y algo harto del sistema educativo español), decidió emigrar a México para trabajar en planes de fomento a la lectura... y probar suerte. A día de hoy, es profesor universitario en la UDLAP y responsable del taller de Poesía de La Casa del Escritor, en Puebla.
Pablo Medel is a writer, musician, critic and professor. He has published a poetry collection, a novel, two records and a handful of short stories. He contributes to several publications on both sides of the Atlantic. After finishing his masters degree in Literary Studies in 2016 (and somewhat done with the Spanish education system), he emigrated to Mexico to work on plans to encourage reading among students... and try his luck. As of today, he is a professor at UDLAP, and runs the Poetry workshop at La Casa del Escritor, Puebla.